Capítulo 1
EL ESTUDIO DE LAS IDEOLOGÍAS Y LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
Cualquier producto ideológico es parte de una realidad natural o social no
sólo como cuerpo físico, un instrumento de producción o un producto de consumo,
sino que además, a diferencia de los fenómenos enumerados, refleja y refracta
otra realidad, la que está más allá de su materialidad. Todo producto
ideológico posee una significación: representa, reproduce, sustituye algo que
se encuentra fuera de él, esto es, aparece como signo. Donde no hay signo, no
hay ideología.
Cualquier cuerpo físico puede ser percibido como la imagen de algo. Al lado
dee los fenómenos de la naturaleza, los objetos técnicos y los productos de
consumo existe un mundo especial, el mundo de los signos.
El signo no solo existe como parte de la naturaleza, sino que refleja y
refracta esta otra realidad, y por lo mismo puede distorsionarla o serle fiel,
percibirla bajo un determinado ángulo de visión, etc. A todo signo pueden
aplicársele criterios de una valoración ideológica (mentira, verdad,
corrección, justicia, bien, etc.). El área de la ideología coincide con la de
los signos. Entre ellos se puede poner un signo de igualdad. Donde hay un
signo, hay ideología. Todo
lo ideológico posee una significación sígnica.
El carácter sígnico es la determinación general de todos los fenómenos ideológicos.
Todo signo ideológico no solo aparece como reflejo, sino también como parte
material de la realidad. Todo fenómeno sígnico e ideológico se da en base a
algún material: el signo es fenómeno del mundo exterior. Tanto el signo como
los efectos que produce transcurren en la experiencia externa.
La filosofía idealista de la cultura y la psicología comenten el mismo
error radical. Al situar la ideología en la conciencia, convierten la ciencia
de las ideologías en el estudio de la conciencia y de sus leyes, sean estas
trascendentales o empírico-psicológicas. No tienen en cuenta que la comprensión
se lleva a cabo mediante algún material sígnico, que al signo se le opone otro
signo y que la propia conciencia solo puede realizarse y convertirse en un hecho
real después de plasmarse en algún material sígnico. La comprensión responde al
signo mediante otros signos.
El lugar auténtico de lo ideológico se encuentra en el ser: en el
específico material sígnico y social creado por el hombre. Su especificidad consiste
en el hecho de situarse entre los individuos organizados, de aparecer como su
ambiente, como un medio de comunicación. El signo solo puede surgir en un
territorio interindividual, y es necesario que los individuos estén socialmente
organizados.
La conciencia individual es un hecho ideológico y social. Una definición
objetiva de la conciencia sólo puede sociológica. La conciencia se construye y
se realiza mediante el material sígnico, creado en proceso de comunicación
social de un colectivo organizado. La conciencia individual se alimenta de signos, crece en base a ellos,
refleja en sí su lógica y sus leyes.
El estudio de las ideologías en ningún grado depende la psicología ni se
apoya en ésta. Es la psicología la que debe fundarse en la ciencia de las
ideologías. La realidad de los fenómenos ideológicos es la realidad objetiva de
los signos sociales. Las leyes de esta realidad son leyes de la comunicación
semiótica determinadas directamente por todo el conjunto de las leyes
económicas y sociales. La conciencia individual no es el arquitecto de la
superestructura ideológica, sino tan solo un inquilino alojado en edificio
social de los signos ideológicos.
La palabra es el fenómeno ideológico por excelencia. Toda la realidad de la
palabra se disuelve por completo en su función de ser signo. Es el medio más
puro y genuino de la comunicación social. Como signo es la materialización de
la comunicación.
Es neutral con respecto a su función ideológica. Además, llegó a
convertirse en el material sígnico de la vida interior, de la conciencia. Sirve
de medio ambiente para ella.
Toda refracción ideológica del ser en devenir, es acompañada por una
refracción ideológica en palabra, como fenómeno satélite obligatorio. La
palabra está presente en todo acto de comprensión y en todo acto de
interpretación.
Todas las particularidades de la palabra que analizamos la convierten en
objetivo básico del estudio de las ideologías. La introducción del método
sociológico marxista en todas las profundidades y sutilezas de las estructuras
ideológicas inmanentes sólo es posible sobre la base de una filosofía del
lenguaje elaborada por el propio marxismo, de una filosofía del lenguaje
comprendida como filosofía del signo ideológico.
Capítulo 2
PROBLEMA DE RELACIÓN ENTRE LAS BASES Y LAS SUPERESTRUCTURAS
Este problema puede en gran medida esclarecerse sobre el materia verbal. La
esencia de este problema se reduce, en el plano en que interesa a Voloshinov,
al cómo de la existencia real (las bases) determinan el singo, al cómo el signo
refleja y refracta la existencia en su proceso generativo. Por todas las
características anteriormente mencionadas la palabra se vuelve el signo
material más idóneo para realizar una orientación del problema. Lo que importa
es su omnipresencia social. Penetra en todas las interacciones e
interrelaciones que se lleven a cabo entre los hombres. En la palabra se ponen
en funcionamiento los innumerables hilos ideológicos que traspasan todas las
zonas de la comunicación social.
La ideología se manifiesta globalmente en el exterior: en la palabra, en el
gesto, en la acción. Las relaciones de producción y la formación político
social condicionada directamente por aquellas determinan todos los posibles
contactos de los hombres, todas las formas y modos de su comunicación verbal:
en el trabajo, en la política, en la creación ideológica. A su vez, tanto las
formas como los temas de las manifestaciones discursivas están determinados por las formas y tipos de
comunicación discursiva.
La psicología social es aquel medioambiente que compuesto de actuaciones
discursivas, abarca todas las formas y aspectos de la creación ideológica. Es
precisamente en las entrañas de esta psicología social materializada en la
palabra donde se acumulan aquellas transformaciones y desplazamientos apenas
perceptibles que posteriormente se ponen de manifiesto en los productos
ideológicos terminados.
La psicología social debe estudiarse
bajo dos ángulos: en su contenido, y en sus formas y tipos de comunicación
discursiva: formas de realización del espíritu, formas de comunicación
semiótica verdadera. Por eso es una tarea urgente es la realización de una
tipología, clasificación de las formas del enunciado que debe fundarse en una
clasificación de las formas de comunicación discursiva, determinadas por las
relaciones de producción y por la formación político-social.
Todo signo se estructura entre los hombres socialmente organizados en el
proceso de su interacción. Por eso las formas del signo están determinadas ante
todo tanto por la organización social de los hombres como por las condiciones
más inmediatas de su interacción. En cuanto cambian las formas, cambia el
signo. Una de las tareas del estudio de las ideologías debe consistir en
examinar la vida social, del signo verbal.
Para ello es necesario cumplir con la principal exigencia metodológica:
- No se debe disociar la ideología de la realidad material del signo.
- No se puede separar el signo de las formas concretas de comunicación social (ya que el signo es parte de la comunicación social organizada y no puede existir sino en esta, convirtiéndose de lo contrario en un simple objeto físico).
- No se puede separar las formas concretas de la comunicación de sus bases materiales.
Desde aquí Voloshinov propone abordar otros aspectos: el contenido del
signo y el acento valorativo que acompaña cualquier contenido.
En cada etapa de la sociedad existe un específico y limitado círculo de
temas expuesto a la atención de la sociedad y en los que esta atención suele
depositar un acento valorativo. Sólo este grupo de temas puede manifestarse en
signo, llegando a ser tema de comunicación semiótica. ¿Qué es lo que determina
este ámbito de temas acentuados axiológicamente?
Es necesario que dichos temas estén relacionados con los supuestos
socioeconómicos mas importantes del grupo mencionado; es preciso que involucre
siquiera parcialmente las bases de la existencia material del grupo señalado.
Solo aquello que posea un valor social puede entrar en el mundo de la
ideología, constituirse y consolidarse en él.
El tema de un signo es la realidad que llega a ser objeto del signo. Un
tema ideológico siempre aparece acentuado socialmente. Y todos los acentos
sociales penetran en las conciencias individuales, y allí se convierten en
acentos individuales. El acento en cuanto tal, es interindividual. El tema y su
forma están íntimamente relacionados. Y son las mismas fuerzas y los mismos
presupuestos sociales los que suscitan el primero y la segunda. Todo esto se
examina mejor que nada en el material verbal.
La existencia reflejada en el signo no tanto se refleja propiamente como se
refracta en él. ¿Qué es lo que determina la refracción del ser en un signo
ideológico? Es la intersección de los intereses sociales de orientación más
diversa, dentro de los límites de un mismo colectivo semiótico; es es, la lucha
de clases. La clase no coincide con el colectivo semiótico. En cada signo se
cruzan los acentos de orientaciones diversas. El signo llega a ser arena de la
lucha de clases.
Este carácter multiacentuado del signo ideológico es su aspecto más
importante. En realidad, es tan solo gracias a este cruce de acentos que el
signo permanece vivo, móvil y capaz de evolucionar. Pero justamente aquello que
hace vivo y cambiante al signo ideológico lo convierte al mismo tiempo en un
medio refractante y distorsionador de la existencia. La clase dominante busca adjudicar al signo
ideológico un carácter eterno por encima de las clases sociales, pretende
apagar y reducir al interior la lucha de valoraciones sociales que se verifica en
él, trata de convertirlo en signo monoacentual.
Pero en realidad todo signo ideológico vivo posee dos caras.
Segunda Parte - HACIA UNA
FILOSOFÍA MARXISTA DEL LENGUAJE
Capítulo 1
DOS CORRIENTES DEL PENSAMIENTO
FILOSÓFICO-LINGÜÍSTICO
Es menester incluir la esfera global de la comunicación organizada que
englobe las tres esferas de la realidad que se vienen estudiando. La unidad del
medio verbal y la unidad del acontecimiento social inmediato de la comunicación
son condiciones absolutamente indispensables para que el señalado conjunto
físico-psíquico-fisiológico pueda vincularse al lenguaje, al discurso, para que
pueda llegar a convertirse en un hecho de la lengua en cuanto discurso. Todo
este heterogéneo sistema de fenómenos y relaciones, de procesos y cosas,
requiere que se le reduzca a un denominador común; todas las líneas deben ser
conducidas a un mismo centro; el foco del proceso lingüístico.
En la filosofía del lenguaje y en las áreas metodológicas correspondientes
podemos observar dos corrientes principales en cuanto a la solución de nuestro
problema, a saber: el problema de la separación y la delimitación como objeto
de estudio específico.
La primera corriente se la puede denominar subjetivismo individualista.
La segunda objetivismo abstracto.
La primera analiza el acto individual y creativo del discurso como el
fundamento del lenguaje. La psique individual es el origen del lenguaje. El
enfoque general de la lengua se reduce a los cuatro postulados siguientes:
1-
El
lenguaje es actividad, un continuo proceso constructivo de creación realizado
en los actos discursivos individuales.
2-
Las
leyes de creación lingüística son individuales y psicológicas.
3-
La
actividad lingüística es consciente y análoga a la artística.
4-
El
lenguaje como producto hecho, como sistema estable de una lengua es una especie
de sedimento muerto, una lava petrificada de la creación lingüística construido
en abstracto por la lingüística con los fines de enseñanza práctica de una
lengua como u instrumento hecho.
El punto de vista de la segunda corriente puede ser resumido a las
siguientes ideas fundamentales:
1-
La
lengua es un sistema estable e invariable de formas normativamente idénticas,
sistema previamente dado a la conciencia individual e incuestionable para ésta.
2-
Las
leyes de la lengua son leyes específicamente lingüísticas que expresan la
relación entre los signos lingüísticos dentro de un sistema cerrado de la
lengua. Son leyes objetivas para toda conciencia subjetiva.
3-
Las
relaciones lingüísticas específicas no tienen nada que ver con los valores
ideológicos. Ningún motivo ideológico fundamenta el fenómeno de la lengua.
4-
Los
actos individuales de enunciación desde el punto de vista de la lengua apenas
aparecen como formaciones y variaciones casuales, o sólo como distorsiones de
las formas normativamente idénticas; pero precisamente estos actos individuales
de enunciación explican la variabilidad histórica
de las formas lingüísticas; en cuanto tal esta variabilidad es irracional y
absurda desde el punto de vista del sistema. entre el sistema de la lengua y su
historia no hay relación ni motivación común. Son ajenos el uno a la otra.
Las ideas del objetivismo abstracto siguen predominando en Francia y
Saussure es su exponente más destacado. A su lado se erige Durkheim, representada
en la lingüística por la figura de Meillet.
¿Cuál es el auténtico meollo de la realidad lingüística? ¿Cuál es la forma
existencial de la realidad lingüística: la generación creativa continua, o la
inmovilidad inmutable de las normas idénticas a sí mismas?
Capítulo 2
LENGUA, LENGUAJE, ENUNCIADO
Las normas son reales para las conciencias
subjetivas de los miembros del colectivo dado. La lengua respecto de la
conciencia individual aparece como sistema de normas inmutables, que este es el
modo de existencia de la lengua para cada miembro de un colectivo lingüístico
dado, expresaríamos de esta manera una relación absolutamente objetiva. La
mayoría de los representantes del objetivismo abstracto se inclina a sostener
la realidad inmediata, la objetividad inmediata de la lengua, como sistema de
formas normativamente idénticas. Tienden a una hipostización del objetivismo
abstracto.
La conciencia del hablante no maneja la
lengua como un sistema de formas
normativamente idénticas. Tal sistema es una abstracción, obtenida mediante un
arduo trabajo realizado para determinados propósitos cognoscitivos y prácticos.
El sistema de la lengua es producto de una reflexión sobre el lenguaje,
reflexión que no se lleva a cabo en la conciencia del hablante nativo de una lengua
determinada, ni tampoco con el propósito inmediato de hablar.
En efecto, el objetivo del hablante
consiste en producir un cierto enunciado concreto. Para él, se trata de aplicar
una forma normativamente adecuada en un determinado contexto concreto. Él no
ubica el centro de gravedad en la adecuación de la forma, sino en aquella nueva
significación concreta que la forma adquiere en el contexto dado.
Al hablante no le importa la forma lingüística como señal estable y siempre
igual a sí misma, sino como signo siempre mutante y elástico. Tal es el punto
de vista del hablante.
La tarea de reconocimiento consiste en la comprensión de una forma aplicada
en un contexto dado y concreto, a la comprensión de su significación en un
enunciado dado, es decir, a la comprensión de su novedad, pero no al
reconocimiento de su identidad. También el receptor está orientado hacia la
forma lingüística dada como signo mutante y elástico.
Comprensión y reconocimiento no pueden ser confundidos. Un signo se
comprende. Una señal se reconoce.
La conciencia discursiva de los hablantes no tiene que ver, en realidad,
con la forma de la lengua en cuanto tal ni con la lengua en sí. La forma
lingüística que le es dada al hablante, tan solo en un contexto de
enunciaciones determinadas, se le da, por lo mismo, solamente dentro de un
contexto ideológico dado. La palabra siempre aparece llena de un contenido y de
una significación ideológica o pragmática. Así es como comprendemos la palabra
y respondemos únicamente a una palabra así: una palabra que nos afecta en una
situación ideológica o vital.
Desde el principio está claro que este sistema ha sido obtenido mediante
una abstracción, que se compone de elementos separados en abstracto de las unidades reales de flujo
discursivo: las enunciaciones.
¿Cuáles son los propósitos implícitos de la abstracción lingüística que
conducen a la concepción del sistema sincrónico de la lengua? ¿Desde qué punto
de vista este sistema aparece como productivo y necesario?
La definición auténtica de la lengua dentro del pensamiento lingüístico es
la siguiente. Lengua, muerta, escrita y ajea.
El enunciado aislado, acabado, y monológico, sacado de su contexto
discursivo real, no orientado hacia una posible respuesta activa, sino a la
comprensión pasiva de un filólogo, representa el dato último y el punto de
partida para el pensamiento lingüístico.
La segunda tarea principal de la lingüística, la de crear un aparato
necesario para enseñar una lengua descifrada, codificarla con una orientación
adecuada a los fines de una transmisión escolar, dejó un sello importante en el
pensamiento lingüístico. La fonética, la gramática, el léxico son tres
apartados en el sistema de la lengua, tres centros organizadores de las
categorías lingüísticas que se han generado en el cauce de las dos tareas
señaladas de la lingüística: la tarea heurística y la pedagógica.
La orientación de la lingüística y de la filosofía del lenguaje hacia la
palabra ajena y extranjera no es fortuita y arbitraria. Por el contrario, esta
orientación simboliza el enorme papel histórico que la palabra ajena ha
desempeñado en el proceso de edificación de todas las culturas históricas. A la
palabra ajena le ha correspondido aportar las luces, la cultura, la religión,
la organización política. el grandioso papel organizativo de la palabra ajena
condujo a la situación en que la palabra ajena en las profundidades de la
conciencia histórica de los pueblos se había relacionado con la idea de poder,
de la fuerza, de la santidad.
Voloshinov trata de expresar en los siguientes postulados aquellas
particularidades de la percepción de la palabra ajena que se convirtieron en el
fundamento del objetivismo abstracto:
1-
El
momento estable e idéntico a sí mismo de las formas lingüísticas prevalece
sobre su variabilidad.
2-
Lo abstracto
prevalece sobre lo concreto.
Un enunciado monológico y acabado es en realidad una abstracción. La
concretización de la palabra solo es posible mediante su inclusión en un
contexto histórico real de su realización primitiva. En un enunciado monológico
aislado aparecen rotos justamente aquellos hilos que lo unían con toda la
concreción de la generación histórica.
3-
La
sistematicidad abstracta prevalece sobre la historicidad.
Los creadores e iniciadores de nuevas corrientes ideológicas nunca son sus
sistematizadores formales. Las empieza a sistematizar la época que se siente en
la posesión de un pensamiento acabado y recibido de una autoridad. Es preciso
que pase la época creadora, y sólo entonces empieza la sistematización
formalista, tarea de herederos. El pensamiento gramático hubo de ocupar esta
segunda posesión.
4-
Las
formas de los elementos prevalecen sobre las formas de la totalidad.
La lingüística trabaja orientada hacia el enunciado monológico aislado.
Todo el trabajo se lleva a cabo dentro de los límites de un enunciado dado.
Pero los límites del enunciado como una totalidad se perciben débilmente o
incluso dejan de percibirse.
5-
La
substancialización del elemento lingüístico aislado sustituye la dinámica del
discurso.
6-
La
monosemia y la monoacentualidad de la palabra sustituye su polisemia y
poliacentualidad.
7-
Se
presenta el concepto de la lengua como una cosa acabada que se transmite de una
generación a otra.
8-
La
incapacidad de comprender la generación de la lengua desde su interior.
Capítulo 3
INTERACCIÓN DISCURSIVA
El punto de vista de Voloshinov acerca de la cuestión:
- La lengua como sistema estable de formas normativamente idénticas es tan solo una abstracción científica, productiva únicamente para ciertos fines teóricos y prácticos. Esta abstracción no se adecua a la realidad concreta del lenguaje.
- El lenguaje es un proceso continuo de generación, llevado a cabo en la interacción discursiva social de los hablantes.
- Las leyes de la generación lingüística, lejos de ser leyes psicológicas e individuales, tampoco pueden ser desvinculadas de la actividad de los individuos hablantes. Las leyes de la generación lingüística son sociológicas.
- La creación del lenguaje no coincide con la artística o con algún otro tipo de creación específicamente ideológica. Pero al mismo tiempo la creación del lenguaje no puede ser comprendida en una separación de los sentidos y valores ideológicos que contiene. La generación del lenguaje, como toda generación histórica, puede percibirse como una ciega necesidad mecánica, pero puede llegar a ser una necesidad libre, al convertirse en una necesidad consciente y deseada.
- La estructura del enunciado es puramente sociológica. El enunciado como tal surge entre los hablantes. Un acto discursivo individual es una contradictio in adjecto.
Resumen
El subjetivismo se relaciona con el romanticismo como reacción a la palabra
ajena. Fueron los filólogos de la lengua materna, para reestructurar
radicalmente el pensamiento lingüístico en base a la vivencia de la lengua
vernácula.
También parten del enunciado monológico pero encarado desde la interioridad
del hablante, desde la autoexpresión.
La expresión es lo que se forma en la psique individual y que puede ser
proyectado hacia fuera mediante signos externos. Contiene, así, 2 miembros: lo expresado
(interno) y su objetivación externa para los demás. Se entiende que lo
expresado puede pre-existir fuera de la expresión, en otra forma. La prioridad
es lo interno, lo exterior es recipiente del espíritu interno.
En realidad, lo interno al exteriorizarse cambia, pues lo vivenciado se ve
obligado a aceptar un cierto compromiso, sin embargo el idealismo ha negado a
la expresión en tanto distorsión de la pureza interior.
La teoría de la expresión es radicalmente errónea. La vivencia (expresado y
expresión) están hechas del mismo material. No hay vivencia fuera de su
encarnación sígnica por eso ni siquiera
podría plantearse la diferencia cualitativa entre lo interno y lo
externo. No es la vivencia lo que organiza la expresión sino al contrario, es
la expresión la que organiza la vivencia de la por 1ra vez una forma y una
determinación del sentido.
Lo que interesa son las condiciones reales del enunciado en cuestión, la
situación social inmediata. La palabra está orientada hacia un interlocutor.
Presuponemos un cierto horizonte social típico y estable, hacia el cual se
orienta la creatividad ideológica del grupo social y de la época a que
pertenecemos.
El mundo interior y el pensamiento de todo hombre poseen un auditorio
social estable en cuya atmósfera se prefiguran sus argumentos internos, las
valoraciones.
La palabra se determina en la misma medida por aquel a quien pertenece como
por aquel a quien está destinada. La palabra es el puente construido entre el
yo y el otro.
El hablante toma prestada la palabra en cuanto signo del acervo social de
los signos existentes, las relaciones sociales determinan la formulación
individual del enunciado. Esa “individuación estilística” es reflejo de las
interrelaciones sociales. La estructura del enunciado se determina por la
situación social más inmediata y más englobadora. Estas determinan el estilo y
la forma del enunciado.
Una mínima concientización de una sensación (como el hambre) se expresa
bajo formas ideológicas. Fuera de alguna orientación la vivencia no es posible.
Vivencia-yo: aniquilación, pierde contenido id, acercando a la reacción del
animal. Desarraigo social
Vivencia-nosotros: diferenciación id según el grado de organización social.
Vivencia de sí mismo: individualismo (forma parte de la vivencia nosotros
de la clase burguesa), la seguridad en sí no se extrae de la experiencia
interior sino del exterior: interpretación id del reconocimiento social del yo.
La vivencia interna de una persona también es un territorio social.
Sin contar con una objetivación, con una expresión mediante un material
determinado la conciencia es una ficción.
La ideología cotidiana (a diferencia del arte, la religión...) es un mundo
caótico del discurso interior y exterior desordenado y no asentado, que
confiere sentido a nuestros actos éticos o acción. Los sistemas id articulados deben mantener un
vinculo con la id cotidiana, se influyen retroactivamente. Fuera de ella están
muertos: la obra debe establecer nexos estrechos con la id cotidiana cambiante.
Estrato inferior de la id cotidiana: hechos azarosos, eventuales,
instantáneos. No tienen demasiada fuerza id ni eficacia posterior. Carecen de
lógica y de unidad.
Estrato superior: sistemas id más consistentes, responsables, de índole
creativa. Son mucho más móviles y tensos en comparación con una id
estructurada, son capaces de trasmitir los cambios de las bases socioeconómicas
en forma más dinámica. Aquí se acumulan las energías creativas con la ayuda de las cuales se llevan a cado
cambios parciales o radicales en los sistemas id.
Critica al subjetivismo individual.
• Debemos rechazar la teoría de la expresión: el centro organizador
de cada enunciado se encuentra afuera en el medio que rodea al individuo.
• Si bien las enunciaciones singulares representan la única realidad de la lengua,
no se puede menospreciar la naturaleza social del enunciado, tratando de
derivar la enunciación del mundo interior del hablante.
• Toda palabra es ideológica; pero no depende este de un psiquismo
interior.
• No podemos tomar como. Punto de partido el enunciado monológico.
La realidad concreta del lenguaje depende del acontecimiento social de
interacción discursiva, llevada a cabo mediante la enunciación y plasmada en
enunciados.
Todo enunciado es tan solo un momento en la comunicación discursiva
continua (cotidiana, política, literaria). Este intercambio es un momento de un
continuo y multilateral proceso generativo de un colectivo social determinado.