viernes, 12 de julio de 2013

Balibar, E.: La Filosofía de Marx. El fetichismo de la mercancía.


Balibar propone hacer entender cómo se asocia la doble posteridad que hoy puede reconocérsele: la idea de reificación del mundo burgués en las formas de “mercantilización” generalizada de las actividades sociales; por la otra, el programa de un análisis del modo de sujeción implicado en el proceso de intercambio, que encuentra su culminación en el marxismo estructural.
El fetichismo de la mercancía, es el hecho de que una relación social determinada de los hombres mismos adopta para ellos la forma fantasmagórica de una relación entre cosas. O bien: las relaciones sociales que mantienen sus trabajos privados aparecen a los ojos de los productores como relaciones interpersonales entre personas y relaciones sociales entre cosas impersonales.
¿De qué cosas, relaciones personales e impersonales habla? Las mercancías poseen valor de uso y valor de cambio (inmaterial). Lejos de disipar la apariencia de una relación intrínseca entre la mercancía y su valor, las variaciones en el valor de cambio le otorgan una objetividad complementaria. Los individuos se trasladan voluntariamente al mercado, pero si en este los valores o los precios fluctúan, no es en virtud de sus decisiones; a la inversa, la fluctuación de los valores determina las condiciones en que los individuos tienen acceso a las mercancías. Así, pues, los hombres deben buscar en las leyes objetivas de la circulación de las mercancías los medios de satisfacer sus necesidades y arreglar entre ellos las relaciones de servicios mutuos.
El dinero añade al fetichismo un elemento y permite comprender el uso de este término. Si las mercancías parecen tener un valor de cambio, el dinero por su lado, parece ser el valor de cambio mismo, y poseer a la vez intrínsecamente la facultad de comunicar las mercancías que se relacionan con él, esa virtud o potestad que lo caracteriza. Por eso es buscado por sí mismo, atesorado, considerado como el objeto de una necesidad universal.
Esa relación del dinero con las mercancías que materializa su valor en el mercado, está apoyada por actos individuales de compra y venta, pero es completamente indiferente a la personalidad de los individuos, se vuelven intercambiables. Es posible representar esta relación ya sea como efecto de un poderío sobre natural del dinero que crea y anima el movimiento de las mercancías; ya sea como un efecto natural de la relación de las mercancías entre sí.
El mundo moderno, no está desencantado sino encantado, en la medida misma en que es el mundo de los objetos de valor y de los valores objetivados.
NECESIDAD DE APARIENCIA
¿Cuál es el objetivo de Marx en esta descripción? El objetivo es doble. Por un lado, se trata de un movimiento que se emparenta con una desmitificación, se trata de disolver ese fenómeno, de mostrar en él una apariencia que, en último análisis, se apoya en un equívoco. Habrá que reducir los fenómenos que acaban de mencionarse a una causa real que está enmascarada o cuyo efecto se ha invertido. 
Ahora bien, el fetichismo no es un fenómeno subjetivo, una percepción falseada de la realidad, como lo serían, una ilusión óptica o una creencia supersticiosa. Constituye antes bien la manera en que la realidad no puede dejar de aparecer. Y esa apariencia activa representa una mediación o función necesaria sin la cual, en condiciones históricas dadas, la vida de la sociedad sería sencillamente imposible. Suprimir la apariencia es abolir la relación social.
Al primer movimiento de la crítica consistente en disolver la apariencia de objetividad del valor de cambio, debe agregarse otro, que en rigor de verdad lo condiciona y muestra la constitución de la apariencia en la objetividad. Lo que se presenta como una relación cuantitativa dada es en realidad la expresión de una relación social: unas unidades independientes solo pueden determinar a posteriori el grado de necesidad de sus trabajos, la parte de trabajo social que debe dedicarse a cada tipo de objeto útil, ajustando su producción a la demanda.
Génesis de la idealidad
Hay que mostrar de qué manera la magnitud de valor de una mercancía puede expresarse en la cantidad de otra, cosa que es propiamente el valor de cambio.
A pesar de su abordaje teórico y las dificultades que entraña, este razonamiento de Marx, es una de las grandes exposiciones filosóficas de la formación de las idealidades o los universales, y de la relación que estas cantidades abstractas mantienen con las prácticas humanas.
Desde el punto de vista de Marx, dos cosas eran más importantes:
  1. Demostrar que el enigma del fetiche dinero no es más que el del fetiche mercancía. Que la forma abstracta contenida en la relación de las mercancías con el trabajo basta para explicar la lógica de los fenómenos monetarios.
La otra funda la crítica de la economía política: la idea de que las condiciones que hacen necesaria la objetivación fetichista de la relación social son íntegramente históricas. Surgen con el desarrollo de la producción para el mercado, cuyos productos solo alcanzan su destino final a través de la compra y de la venta. El único progreso posible consiste ahora en la recuperación por parte de la sociedad del control social del gasto de trabajo, cuyas condiciones técnicas prepara justamente la cuantificación universal de la economía.