VI. EL TRABAJO DEL SUEÑO
En lugar de mirar el contenido manifiesto en los sueños, Freud incluye un
nuevo material psíquico entre el contenido onírico y el análisis: el contenido
latente o pensamiento del sueño. Desde allí desarrollan la solución del sueño.
La nueva tarea es investigar las relaciones entre el contenido manifiesto y
los pensamientos latentes del sueño. Pesquisar los procedimientos mediante los
cuales estos se convirtieron en aquel.
Se trata de dos figuraciones del mismo contenido en dos lenguajes
diferentes. El contenido se presenta como transferencia de los pensamientos del
sueño a otro modo de expresión cuyas leyes y signos aún resultan desconocidos. El
sueño es un rébus, y los predecesores en la interpretación cometieron el error
de interpretarlo como composición pictórica.
- El trabajo de condensación
En la comparación entre contenido y pensamiento es que se ha cumplido un
vasto trabajo de condensación. El sueño es escueto, pobre, lacónico, si se lo
compara con la extensión y la riqueza de los pensamientos oníricos. La cuota de
condensación es indeterminable.
Se trata de un pensar inconsciente. La condensación adviene por vía de la
omisión, pues el sueño no sería una traducción fiel ni una proyección punto por
punto de los pensamientos, sino un reflejo extremo, incompleto y lagunoso. Esta
definición es incompleta pero sirve para empezar y preguntarse cuáles son las
condiciones que comandan la elección. (Ej. sueño de la monografía botánica).
Botánica y monografía han sido recogidos en el contenido del sueño porque
exhiben los contactos más ricos, y por lo tanto figuran los puntos nodales
donde se reúnen muchísimos pensamientos oníricos, han sido recogidos entonces,
porque son multívocos con referencia a la interpretación del sueño. Cada uno de
los elementos del contenido del sueño aparece como sobredeterminado, como
siendo el subrogado de múltiples pensamientos oníricos. Y los pensamientos
oníricos remiten también a varios elementos del sueño.
Toda la masa de pensamientos oníricos es sometida a una cierta elaboración
después de la cual los elementos que tienen más y mejores apoyos son
seleccionados para ingresar en el contenido onírico. Los elementos oníricos se
configuran desde la masa total de pensamientos oníricos, y cada uno de ellos
aparece determinado de manera múltiple por referencia a los pensamientos
oníricos.
(Ej. Un bello sueño, joven claustrofóbico).
(Ej. El sueño de los abejorros).
(Ej. La inyección de Irma). La creación de personas de acumulación y de
personas mixtas es uno de los principales recursos con que trabaja la
condensación onírica.
Como particularidades del trabajo de condensación pudimos reconocer la
elección de elementos que están presentes de manera múltiple en los
pensamientos oníricos, la formación de nuevas unidades y la producción de
elementos comunes intermediarios. La condensación onírica es una notable
relación entre pensamientos y contenidos del sueño. Se muestra con máxima
evidencia cuando ha escogido como objetos, palabras y nombres. Las palabras son
manejadas por el sueño con la misma frecuencia que las cosas, y experimentan
idénticas urdimbres que las representaciones-cosa del mundo. Cómicas y raras
creaciones léxicas son el resultado de tales sueños.
- El trabajo de desplazamiento (descentramiento)
Lo que en los pensamientos oníricos constituye evidentemente el contenido
esencial ni siquiera necesita estar presente en el sueño. El sueño está
diversamente centrado, y su contenido se ordena en torno de un centro
constituido por otros elementos que los pensamientos oníricos.
La primera impresión que obtenemos es que la intensidad psíquica de las
representaciones singulares no es tomada para nada en cuenta en la selección onírica:
sólo lo es la mayor o menor multilateralidad de su determinación. No llega al
sueño lo que es importante en los pensamientos oníricos, sino, podríamos decir,
lo que está contenido en ellos de manera múltiple; ahora bien, con esta
hipótesis no avanzamos mucho en la comprensión de los sueños.
Recurriremos a otra impresión que obtuvimos en el estudio de la sobredeterminación
del contenido onírico. Entre los pensamientos que el análisis saca a la luz hay
muchos que están alejados del núcleo del sueño y que aparecen como
interpretaciones artificiosas que persiguen cierto fin. Ese fin se averigua con
facilidad; precisamente son ellos lo que establecen una conexión, a menudo
forzada y rebuscada, entre contenido y pensamientos oníricos, y si estos
elementos se eliminase del análisis, los ingredientes del contenido onírico,
casi siempre perderían, no solo su sobredeterminación, sino en general toda
determinación suficiente por parte de los pensamientos oníricos. Así, nos vemos
llevados a inferir que la determinación múltiple, decisiva para la selección de
lo que se incluirá en el sueño, no ha de ser un factor primario de la formación
de los sueños, sino con frecuencia un resultado secundario de un poder psíquico
que todavía no conocemos.
Nos queda sugerida esta idea: en el trabajo onírico se exterioriza un poder
psíquico que por una parte despoja de su
intensidad a los elementos de alto valor psíquico, y por la otra procura a los
de valor íntimo nuevas valencias por la vía de la sobredeterminación, haciendo
que estos alcancen el contenido onírico. Si esto se concede, en la formación de
los sueños ocurre entonces una transferencia y un desplazamiento de las
intensidades psíquicas de los elementos singulares, de lo cual deriva la
diferencia de texto entre contenido y pensamientos oníricos. El proceso que con
esto suponemos es lisa y llanamente la pieza esencial del trabajo onírico:
merece el nombre de desplazamiento onírico. El desplazamiento y la condensación
oníricos son los dos maestros artesanos a cuya actividad podemos atribuir
principalmente la configuración del sueño.