viernes, 12 de julio de 2013

Freud, S.: La interpretación de los sueños



VI. EL TRABAJO DEL SUEÑO
En lugar de mirar el contenido manifiesto en los sueños, Freud incluye un nuevo material psíquico entre el contenido onírico y el análisis: el contenido latente o pensamiento del sueño. Desde allí desarrollan la solución del sueño.
La nueva tarea es investigar las relaciones entre el contenido manifiesto y los pensamientos latentes del sueño. Pesquisar los procedimientos mediante los cuales estos se convirtieron en aquel.
Se trata de dos figuraciones del mismo contenido en dos lenguajes diferentes. El contenido se presenta como transferencia de los pensamientos del sueño a otro modo de expresión cuyas leyes y signos aún resultan desconocidos. El sueño es un rébus, y los predecesores en la interpretación cometieron el error de interpretarlo como composición pictórica. 
  1. El trabajo de condensación
En la comparación entre contenido y pensamiento es que se ha cumplido un vasto trabajo de condensación. El sueño es escueto, pobre, lacónico, si se lo compara con la extensión y la riqueza de los pensamientos oníricos. La cuota de condensación es indeterminable.
Se trata de un pensar inconsciente. La condensación adviene por vía de la omisión, pues el sueño no sería una traducción fiel ni una proyección punto por punto de los pensamientos, sino un reflejo extremo, incompleto y lagunoso. Esta definición es incompleta pero sirve para empezar y preguntarse cuáles son las condiciones que comandan la elección. (Ej. sueño de la monografía botánica). Botánica y monografía han sido recogidos en el contenido del sueño porque exhiben los contactos más ricos, y por lo tanto figuran los puntos nodales donde se reúnen muchísimos pensamientos oníricos, han sido recogidos entonces, porque son multívocos con referencia a la interpretación del sueño. Cada uno de los elementos del contenido del sueño aparece como sobredeterminado, como siendo el subrogado de múltiples pensamientos oníricos. Y los pensamientos oníricos remiten también a varios elementos del sueño.
Toda la masa de pensamientos oníricos es sometida a una cierta elaboración después de la cual los elementos que tienen más y mejores apoyos son seleccionados para ingresar en el contenido onírico. Los elementos oníricos se configuran desde la masa total de pensamientos oníricos, y cada uno de ellos aparece determinado de manera múltiple por referencia a los pensamientos oníricos.
(Ej. Un bello sueño, joven claustrofóbico).
(Ej. El sueño de los abejorros).
(Ej. La inyección de Irma). La creación de personas de acumulación y de personas mixtas es uno de los principales recursos con que trabaja la condensación onírica.
Como particularidades del trabajo de condensación pudimos reconocer la elección de elementos que están presentes de manera múltiple en los pensamientos oníricos, la formación de nuevas unidades y la producción de elementos comunes intermediarios. La condensación onírica es una notable relación entre pensamientos y contenidos del sueño. Se muestra con máxima evidencia cuando ha escogido como objetos, palabras y nombres. Las palabras son manejadas por el sueño con la misma frecuencia que las cosas, y experimentan idénticas urdimbres que las representaciones-cosa del mundo. Cómicas y raras creaciones léxicas son el resultado de tales sueños.
  1. El trabajo de desplazamiento (descentramiento)
Lo que en los pensamientos oníricos constituye evidentemente el contenido esencial ni siquiera necesita estar presente en el sueño. El sueño está diversamente centrado, y su contenido se ordena en torno de un centro constituido por otros elementos que los pensamientos oníricos.
La primera impresión que obtenemos es que la intensidad psíquica de las representaciones singulares no es tomada para nada en cuenta en la selección onírica: sólo lo es la mayor o menor multilateralidad de su determinación. No llega al sueño lo que es importante en los pensamientos oníricos, sino, podríamos decir, lo que está contenido en ellos de manera múltiple; ahora bien, con esta hipótesis no avanzamos mucho en la comprensión de los sueños.
Recurriremos a otra impresión que obtuvimos en el estudio de la sobredeterminación del contenido onírico. Entre los pensamientos que el análisis saca a la luz hay muchos que están alejados del núcleo del sueño y que aparecen como interpretaciones artificiosas que persiguen cierto fin. Ese fin se averigua con facilidad; precisamente son ellos lo que establecen una conexión, a menudo forzada y rebuscada, entre contenido y pensamientos oníricos, y si estos elementos se eliminase del análisis, los ingredientes del contenido onírico, casi siempre perderían, no solo su sobredeterminación, sino en general toda determinación suficiente por parte de los pensamientos oníricos. Así, nos vemos llevados a inferir que la determinación múltiple, decisiva para la selección de lo que se incluirá en el sueño, no ha de ser un factor primario de la formación de los sueños, sino con frecuencia un resultado secundario de un poder psíquico que todavía no conocemos.
Nos queda sugerida esta idea: en el trabajo onírico se exterioriza un poder psíquico que por una parte  despoja de su intensidad a los elementos de alto valor psíquico, y por la otra procura a los de valor íntimo nuevas valencias por la vía de la sobredeterminación, haciendo que estos alcancen el contenido onírico. Si esto se concede, en la formación de los sueños ocurre entonces una transferencia y un desplazamiento de las intensidades psíquicas de los elementos singulares, de lo cual deriva la diferencia de texto entre contenido y pensamientos oníricos. El proceso que con esto suponemos es lisa y llanamente la pieza esencial del trabajo onírico: merece el nombre de desplazamiento onírico. El desplazamiento y la condensación oníricos son los dos maestros artesanos a cuya actividad podemos atribuir principalmente la configuración del sueño.