El proyecto socialista es hoy reformulado a partir de transformaciones
históricas: transformaciones estructurales del capitalismo que han conducido a
la declinación de la clase obrera clásica; penetración de las relaciones
capitalistas de producción en vastas áreas de la vida social que han generado
nuevas formas de protesta social; la crisis y el descrédito del modelo de
sociedad implementado en los países del llamado socialismo actualmente
existente, de una de nuevas formas de dominación establecidas en nombre de la
dictadura del proletariado.
Estamos viviendo uno de los momentos más excitantes del SXX: el momento en
que nuevas generaciones, sin los prejuicios del pasado, sin teorías que se
presentan a sí mismas como verdades absolutas de la historia, están
construyendo nuevos discursos emancipatorios, más humanos, diversificados y
democráticos.
Repensar el socialismo requiere dos pasos sucesivos. El primero es aceptar,
las transformaciones del mundo en que vivimos. El segundo es a partir de esta
plena inserción en el presente para interrogar el pasado: buscar en el la
genealogía de la situación presente, reconocer en él la presencia de problemas que
son los nuestros y, como consecuencia, establecer con este pasado un diálogo
que se organiza en torno de continuidades y discontinuidades, identificaciones
y rupturas. Es de este modo, haciendo del pasado una realidad pasajera y
contingente que una tradición se constituye.
Geras hace una serie críticas a los postulados de Laclau. Le responden.
Primero Laclau primero dará su enfoque y luego repasará los puntos referentes a la historia del marxismo.
DISCURSO
La totalidad que incluye dentro de sí a lo lingüístico y a lo extra
lingüístico, y que es anterior a esta distinción, es a lo que se llama
discurso. No se trata de la combinación de habla y escritura, estos son tan
solo componentes internos de las totalidades discursivas.
Toda configuración social es una configuración significativa. Conjunto
sistemático de relaciones socialmente construidas es discurso. La
existencia de los objetos, y las posiciones de los sujetos, es tan
independiente de su articulación discursiva, que podemos hacer de esta mera
existencia el punto de partida del análisis social.
La diferencia es entre semántica, sintaxis, y pragmática (usos en
diferentes contextos). El uso de un término es un acto y en este sentido forma
parte de la pragmática. Por otro lado el significado solo se constituye en los
contextos de uso efectivo del término: en tal sentido su semántica depende
enteramente de su pragmática, de la que puede ser separada sólo de un modo
analítico. Es decir que, en nuestra terminología, toda identidad u objeto
discursivo se constituye en el contexto de una acción.
La distinción entre elementos lingüísticos y no lingüísticos no se
superpone con la distinción entre significativo y no significativo, sino que es
la primera una distinción secundaria que tiene lugar en el interior de las
totalidades significativas.
LAS CUATRO TESIS DE GERAS
Se estructuran en torno de cuatro tesis básicas: (1) que la distinción
entre lo discursivo y lo extradiscursivo coincide con la distinción entre los
campos de lo hablado, escrito o pensado, por un lado, y el campo de una
realidad externa por otro; (2) que afirmar el carácter discursivo de un objeto
significa negar la existencia designada por ese objeto discursivo; (3) que
negar a existencia de puntos de referencia extradiscursivos es caer en el abismo sin fondo del relativismo; (4) que afirmar el
carácter discursivo de todo objeto es incurrir en una de las formas más típicas
del idealismo.
Fuera de todo contexto discursivo los objetos no tienen ser, tienen solo
existencia.
IDEALISMO Y MATERIALISMO
La oposición idealismo materialismo ha sido usada en el intento de
referirse a tres tipos diferentes de problema:
- El problema de a existencia o no de un mundo de objetos externos al pensamiento. La discusión aquí es entre idealismo y realismo. Nuestra posición es realista pero poco tiene que ver con el materialismo.
- Lo que en verdad distingue al idealismo del materialismo es su afirmación del carácter un última instancia conceptual de lo real. En Hegel todo lo real es racional. Es idealista en tanto se opone al materialismo. Es la afirmación de que la naturaleza más profunda de estos objetos es idéntica a la de la mente. Que es en última instancia pensamiento. Los antiguos son predominantemente idealistas. La verdadera línea divisoria entre idealismo y materialismo es la afirmación o negación de la reductibilidad en última instancia de lo real al concepto. Buena parte del marxismo también es idealista. Afirmar que la ley de movimiento de la historia está dada no por el cambio de las ideas en la mente de los hombres sino por la contradicción, en cada etapa, entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción existentes, no cambia en nada las cosas. Porque lo que es idealista no es la afirmación de que la ley de movimiento de la historia sea una en lugar de la otra, sino la misma idea de que hay una ley final de movimiento que puede ser conceptualmente aprehendida.
- Características de todo movimiento que intenta abandonar una posición idealista. La esencia del idealismo es la reducción de lo real al concepto. Todo movimiento que se aparte del idealismo debe debilitar sistemáticamente las pretensiones de la forma a agotar la realidad del objeto. Pero este debilitamiento no puede implicar solamente la existencia de la cosa fuera del pensamiento dado que este realismo sería compatible con el idealismo planteado en el segundo sentido.
LA INESTABILIDAD DE LOS OBJETOS
Ninguna totalidad discursiva es enteramente autocontenida (siempre habrá un
exterior que la distorsiona y le impide constituirse en enteramente a sí misma)
para ver que la forma y la esencia de los objetos están penetradas por una
inestabilidad y precariedad básicas y que estas constituyen su más esencial
posibilidad. Este es el punto en el que el abandono del idealismo comienza.
La totalidad del lenguaje es un sistema de diferencias en el que la
identidad de los elementos es puramente relacional. Esto es propio de todas las
estructuras significativas, de todo lo social. Si toda identidad es diferencial
es suficiente que el sistema de diferencias no sea cerrado, para que una
identidad sea inestable.
Hay pues un tercer sentido de la oposición materialismo/idealismo que no
está relacionado ni con el problema de la existencia externa de los objetos ni
con una contraposición rígida entre forma y materia en esta última es concebida
como lo individual existente. En esta tercera oposición, un mundo de formas
fijas que constituiría la realidad última de un objeto (idealismo) es puesto en
cuestión por el carácter relacional, histórico y precario del mundo de las
formas (materialismo). Para este último no hay posibilidad de eliminar el hiato
entre realidad y existencia. (ver dos posibilidades en pág. 125).
En la obra de Marx se da comienzo, pero solo comienzo de un movimiento en
la dirección del materialismo. Su movimiento en una dirección relacionalista es
débil y no trasciende los límites del hegelianismo. Analicemos estos dos
momentos.
- Un posible modo de entender este encastramiento de las ideas en las condiciones materiales de la sociedad sería en términos de totalidades significativas. Si las identidades tienen rasgos diferenciales, cada una de ellas implica la presencia del otro. Esta es la intuición que subyace a la categoría gramsciana de bloque histórico: el movimiento histórico no se explica por leyes de transformación de la historia sino por el lazo orgánico entre base y superestructura.
- Este radical relacionalismo de Marx es traducido inmediatamente en términos idealistas. El ser social es lo que determina la conciencia. si la existencia social determina la conciencia, en ese caso la conciencia no puede ser parte de la existencia social. Y cuando se nos dice que la anatomía de la sociedad civil es la economía política, esto solo puede significar que hay una lógica específica que constituye la esencia del desarrollo histórico. El desarrollo histórico puede ser racionalmente aprehendido, es por lo tanto forma. Todo esto es perfectamente compatible con las premisas básicas del hegelianismo.
El abandono del idealismo debe fundarse en un sistemático debilitamiento de
la forma que consiste en mostrar el carácter histórico, contingente y
construido del ser de los objetos y en mostrar que esto depende de la
reinserción de ese ser en el conjunto de las condiciones relacionales que constituyen
la vida de la sociedad como un todo. En este proceso Marx constituye un momento
de transición. Por un lado el demostró que el sentido de toda realidad humana
se deriva de un mundo de relaciones sociales mucho más vasto que lo que
anteriormente se había percibido: pero, por otro lado, concibió a esta lógica
relacional que liga a las varias esferas en términos claramente esencialistas o
idealistas.
Así se aclara un primer sentido de nuestro Posmarxismo. El de profundizar el
momento relacional de Marx.
O BIEN… O BIEN
En este punto debemos considerar el reproche metodológico general de Geras.
Según él hemos considerado las conclusiones teóricas en extremos polares
excluyentes sin considerar salidas intermedias.
Nosotros planteamos que los conceptos de determinación en última instancia
y autonomía relativa son lógicamente incompatibles.
AUTONOMÍA Y DETERMINACIÓN
Lo que se sigue es que la limitación e interacción de esferas no puede ser
pensada en términos de la categoría de determinación; y que no hay una última
instancia sobre la base de la cual la sociedad pueda ser reconstruida como una
estructura racional e inteligible, sino que la eficacia relativa de cada esfera
depende de una relación inestable entre fuerzas antagónicas que es constitutiva
de lo social.
LA HISTORIA DEL MARXISMO
La centralidad que le damos a la categoría de discurso resulta de nuestro
intento por subrayar el carácter puramente histórico y contingente del ser de
los objetos. Está profundamente enraizado en la historia del capitalismo
moderno.